La adolescencia es una etapa caracterizada por profundos cambios físicos y emocionales, que con el tiempo dan lugar a un aumento preocupante en el comportamiento suicida de los jóvenes. Este fenómeno abarca desde pensamientos de autolesionarse hasta acciones concretas para acabar con la vida, convirtiéndose en una grave preocupación en el ámbito de la salud mental juvenil.

¿Qué es el comportamiento suicida?

El comportamiento suicida se manifiesta principalmente en dos formas: las ideas suicidas y las acciones suicidas. Las ideas suicidas, también conocidas como pensamientos o intenciones suicidas, implican la contemplación de poner fin a la vida. En contraste, las acciones suicidas incluyen comportamientos concretos destinados a llevar a cabo el suicidio, y suelen reflejar una crisis emocional extremadamente profunda.

La vulnerabilidad de los adolescentes

Como se mencionó al inicio del artículo, la adolescencia es una etapa de intensas transformaciones y presiones para cumplir con expectativas académicas y sociales, lo que puede resultar abrumador. A estas presiones se suman problemas socio-familiares como divorcios, mudanzas y la pérdida de seres queridos, los cuales pueden intensificar el sufrimiento emocional. En momentos de desesperación, algunos jóvenes pueden ver el suicidio como la única salida para poner fin a su dolor.

Datos preocupantes sobre el suicidio juvenil

De acuerdo con el Ministerio Público, en Colombia durante el primer semestre de 2023 se reportaron 1.540 suicidios en total, de los cuales 479 corresponden a jóvenes, 142 a adolescentes y 1 a infancia. En 2022, se registraron un total de 2.835 suicidios, de los cuales 936 fueron jóvenes, 312 adolescentes y 3 niños. Ante este alarmante panorama, el ente de control elaboró un informe sobre las acciones preventivas llevadas a cabo por los mandatarios para promover la salud mental y prevenir el suicidio, conforme a la Ley 1616 de 2013.

El informe reveló que las edades con mayores índices de problemas de salud mental son los jóvenes de 17 a 24 años, seguidos por adolescentes de 12 a 16 años y niños de 6 a 11 años. Asimismo, identificó factores determinantes como la violencia en todas sus formas, especialmente la violencia intrafamiliar; el acoso escolar; el consumo de sustancias psicoactivas; el ciberacoso; y el reclutamiento por parte de grupos armados, como elementos clave que influyen en la ideación y conducta suicida en estos grupos etarios.

El comportamiento suicida en adolescentes es un fenómeno complejo que exige una comprensión y atención profundas. Para prevenir estas trágicas pérdidas, es esencial abordar tanto los factores de riesgo como las señales de advertencia. La sensibilización, la educación y el apoyo adecuado son vitales para ayudar a los jóvenes a superar estos desafíos y encontrar alternativas saludables a su sufrimiento.